“Mi bebé no quiere brazos”
Siguen los festejos de la Semana Internacional de la Crianza en Brazos, nuestro sorteo será para el 14 de octubre, pero justo en estas fechas de tanto abrazo y fular me gustaría tocar el tema de la escusas para no cargar a un bebé:
Y si a mi bebé no le gusta que le carguen?
A mi bebé si le gusta la cuna porque no llora…
Creo que a mi bebé no le gusta que lo tenga pegado a mi
Mi hijo no me pide brazos, nunca.
Estas son algunas frases que a lo largo de estos años como guía de porteo he escuchado de cuando en cuando pero ninguna ha sido confirmada ningún bebé.
Todas estas frases tienen un significado en común: delegan la responsabilidad de la vinculación afectiva al bebé y deslindan a los padres de una de sus responsabilidades primarias para con los hijos, sobre los orígenes de esta conducta o forma de pensar, hay muchos desde la desinformación hasta un dolor no reconocido de un bebé interno que no fue acogido lo suficiente en brazos.
Pero regresando al trasfondo de las palabras “A mi bebé no le gusta” quiero hacer una reflexión, cuantas veces a nuestros hijitos no les gusta “algo” que nosotros consideramos que es saludable y deseable para él o ella y no le permitimos saltárselo, como las vacunas o sin ir a algo tan relevante a algunos bebés no le gusta usar moños o gorras y nosotros insistimos en ponérselas para protegerles del sol o quizás porque se ven más hermosos con ellas puestas, así pues no les dejamos decidir sobre cosas que les afectan directamente como la marca de shampoo o pomada, pero si dejando que estas las decidan los expertos, amiga o familiares que la recomiendan.
Algo tan importante como es la vinculación afectiva se la dejamos completamente en sus manos y aunque algún experto o alma bien intencionada nos sugiera cargarle o no dejarle llorar, preferimos darle “un gusto” a la criatura y no importunarla con nuestra presencia física y emocional.
Como ya lo he comentado anteriormente, la vinculación afectiva se da cuando nos comunicamos con otra persona y nuestros pequeñitos aun no saben enviar mensajes de texto ni siquiera articular palabras, su forma de comunicarse tampoco se limita al llanto (que utiliza como última opción ante lo que creen una amenaza su vida) si no que en la piel lleva un suave instructivo de comunicación, la sonrisas y caritas que hace por acción de las neuronas espejo tienen su explicación en la evolución humana como un acto social de supervivencia, la pequeña desventaja de un recién nacido de solo poder enfocar objetos a máximo 20 cm de sus ojos se vuele un destello de iluminación al comprender qué, a la altura de los brazos, la cara de mamá es la única figura nítida.
Un bebé de fase en brazos (1 a 9 meses aprox.) siempre estará mejor en brazos lo pida o no ya que el simple contacto físico nos hace segregar hormonas de oxitocina que nos vinculan y nos dan seguridad. Además un bebé en estas condiciones es capaz de desarrollar mejores conexiones interneuronales y buscará repetir el patrón de su vínculo primario en su futura relación de pareja.
Así que si tarda unos 3 o 6 días (nunca he sabido de mas días) para acostumbrarse al fular o portabebé que usemos sepamos que vamos por buen camino que cuando les damos nuestra permanente compañía en realidad les estamos dando un regalo de vida invaluable y un recuerdo que perdurará escrito en la piel hasta que se convierta en padre o madre.
5 abrazos enrebozados
Yen S.