Somos mamás y típico que a la “bendi” toda fashion y uno con ojos de enamorada pero con trapitos de nuestra vida anterior.

La maternidad nos cambia, nos muestra la fortaleza para  gestar y parir a un bebé y la maravilla de la lactancia para alimentarlo y mantenerlo con vida, si lo pensamos bien le debemos gratitud y comprensión a nuestro cuerpo perfecto aun con las nuevas estrías y sobrepeso qué son las cicatrices  de haber ido a la batalla!

Y en cambio nos comparamos con modelos e influencers de moda con cuerpos que parecen nunca haber parido, dejamos de arreglarnos al fin que vivimos en pandemia y luego ni en el espejo nos queremos reconocer.

Y escribo esto porque me ha pasado y no una sino 4 veces porque mamá de 4! Y a pesar de ser de las que las que pierde peso en la lactancia (genes y suerte) ha habido días en los que ni veo al espejo, pero una de las cosas buenas de ser mamá de 4 es que esta vez llegue más preparada a esta etapa sabiendo que verse bien ayuda a sentirse bien  y  no estoy hablando de cirugías costosas, más bien de un ejercicio de auto aceptación y valoración.

Luego que hacemos este ejercicio de mirarnos al espejo y vernos con ojos de amor (esos mismo con que vemos a nuestro bebé)  estaremos listas para dar el siguiente paso que francamente es anotaros en la lista de prioridades.

Y la lista es larga:

El dentista, la ginecóloga, el médico, el optometrista (que cada hijo nos deja más miopes) la manicura, el tinte, el corte de cabello, el maquillaje, la ropa y los zapatos, aceptémoslo es trabajo de autocuidado que nos va  llevar tiempo hacerlo, pero elegir uno de la lista ya es un avance palomita y la siguiente oportunidad otra y así nos vamos paso a paso.

Pues bien hoy te tengo esta propuesta en concreto:

Verse bien para sentirse bien, sacar toda la ropa que ya no nos queda y renovar guarda-ropas sin sangrar la cartera:

Empiezo  caja de ahorro de ropa de maternidad y lactancia 

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